miércoles, 4 de noviembre de 2009

Ven y cuéntalo

Más de una reina tenemos (o teníamos) ya en el Raval, pero la que nos visitó ayer es la Reina real, valga la redundancia. La que se encarga de todas esas inauguraciones tan lustrosas. Resulta que Su Majestad vino a inaugurar el (gran) Conservatorio del (gran) Teatre del Liceu, en la calle Nou de la Rambla.

La verdad es que últimamente, con tantas precauciones como se toman con la excusa del terrorismo global, estos actos de nuestros poderosos se desarrollan casi en la clandestinidad, de tan herméticos. Imagino que esta vez, cuando el encargado de organización supo que a Doña Sofia le tocaba venir nada menos que al Raval, debió decretar, torciendo el gesto, que nada de baños de masas y mucho menos en este barrio medio musulmán. Así que todo lo que le dejaron pisar a SM de nuestras calles debieron ser dos o tres baldosas, como mucho (y no me extrañaría que las hubieran cubierto con una alfombra). De esa manera, los vecinos sólo nos enteramos de su visita cuando ella ya estaba camino de la próxima inauguración.

Y me sabe mal, fíjate. Porque siendo SM tan sensible, y tan campechana, tal vez le hubiera gustado darse una vuelta por el vecindario. Seguro que muchos nos hubiéramos ofrecido para acompañarla. Sin ir más lejos, justo enfrente del conservatorio hubiera podido pasar a saludar a los mossos y luego, un poquito más allá, a cincuenta metros de la alfombra roja, hubiera podido encargar unas papelinas. O simplemente asomándose a la ventana del nuevo conservatorio, hubiera podido quedar para tomarse un traguito en Tetra Brik con los que acampan en el parque, justo detrás del flamante edificio. Otro agradable paseo hubiera sido acercarse hasta la muralla medieval de Drassanes, a menos de doscientos metros, para ver con sus propios ojos la fantástica narcosala que hay incrustada en ella y que con justicia se ha convertido en un atractivo turístico para junkies de toda Europa. Y si va en busca de lo auténtico, seguro que no habría dejado de sorprenderle una vuelta por la popular calle Sant Ramon, a no más de tres manzanas.

Le aseguro, Majestad, que hay experiencias que no pueden explicarse. Es mejor vivirlas.

Por eso le aconsejamos que en su próxima visita al Raval no desaproveche la oportunidad para hacer una escapadita. Comprenderá por qué nuestro lema es:

Raval. Ven y cuéntalo.

2 comentarios:

  1. Pues es verdad...no sabiamos que la reina venía. La han traido "d'amagatotis", sin besos a los niños ni apretones de manos, y lo que es peor, sin que pueda ser fotografiado su característico saludo al pueblo subdito! Evidentemente, hay una intención tras todo ello, evitar que la reina vea la realidad, que palpe la indignacion (por lo de barrio indigno) de los vecinos.

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  2. Ah, y otra cosa...la Reina del Raval cerró en julio y ya no va a abrir más. Lo que me ha llegado a mí es que el cierre se debe a motivos económicos. Me sorprende, solía estar lleno. Fran, el cocinero, trabaja ahora en Barraval, a pocos metros de la Reina. Misterios de la crisis o los malos rollos. Apostemos...qué tipo de establecimiento se instalarà en el local que ha quedado vacío?

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